Samuel Leví

Este ilustre judío fue el arquitecto y tesorero real durante el reinado de Pedro I “el Cruel”. El hecho más relevante en su vida, y por el que pasó a la historia, fue la construcción de la Sinagoga del Tránsito, aún a pesar de que en aquella época no les estaba permitido a los judíos construir templos. Leví, como todos los judíos, sabía perfectamente administrar y acrecentar sus riquezas, utilizando gran parte de ellas para la construcción del suntuoso templo sin escatimar gastos. La sinagoga se comunicaba a través de un pasadizo con los sótanos de su vivienda, en donde almacenaba toda su fortuna. Aseguran los cronistas que su caudal superaba con creces al de cualquier magnate, obtenido mayoritariamente durante su etapa como tesorero real.

Monumento a Samuel Levi ante la Sinagoga del Tránsito

Pero tan meteórica ascensión económica junto a un monarca tan voluble le resultó fatal. Pedro I, que era un rey avaricioso y corrupto, ordenó a su tesorero que le entregara todas las riquezas que tenía ocultas, y como éste se negó a dárselas le torturó en el potro hasta su muerte.

El silencio del administrador no fue obstáculo para que el ambicioso monarca diera con el tesoro, quien fascinado al contemplar los espesos montones de oro y piedras preciosas, decía a sus súbditos:

Si Leví me hubiera dado solamente la décima parte de esta fortuna, me hubiera dado por satisfecho. ¡Pero prefirió la muerte antes de confesarme dónde ocultaba sus riquezas!.

La ambición del despreciable monarca le había hecho desear la posesión de aquel inmenso tesoro por encima de todo, y el israelita se había negado a entregárselo. Don Pedro incluso somete a su fiel administrador al más cruel de los martirios mediante el potro, brutales apaleamientos y desgarrándole la piel con uñas aceradas. Pero Leví guardó silencio hasta su muerte.

Pronto dio don Pedro con todo, apoderándose de una cuantiosa cantidad de dinero y numerosas arcas repletas de oro, joyas y ricas telas.

Sobre relato de Pablo Gamarra(“El callejón de Samuel Leví” – “La casa del Greco y sus moradores”). Aguafuertes toledanos, página 37.

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