Huyendo de la Muerte

Cuenta la tradición que antiguamente vivió en Toledo un emir llamado Muhammad ibn Ammar, afamado guerrero en la batalla y, en la paz, erudito y admirado sabio. Amante del arte y las ciencias se hizo rodear de gran número de artistas y cultos bohemios a los que cuidaba como si de hijos se tratasen. Ni el último de sus criados escapaba al desmedido afecto y cariño del querido emir.

Cierto día envió el adalid al mercado a su criado Alí, encargado de mantener la despensa de su señor siempre provista y surtida de viandas y manjares. Apenas unos minutos después de salir al zoco volvió el humilde sirviente arrodillándose aterrorizado a los pies de su amo. Éste preguntó desconcertado:

¿Qué te ocurre, Alí, que tiemblas como animal maltratado y abandonado?. ¿Es que acaso te ha ocurrido algún incidente desagradable?.

Así es señor. Todavía me aterra pensar que hace sólo unos instantes me he encontrado en el mercado a la muerte, que me miraba con ojos amenazadores.

¿Estás seguro?.

¿Y cómo no voy a estarlo, señor?. ¿Cree que puedo bromear con algo tan macabro?.

¿Y qué quieres que haga para ayudarte?.

Os ruego, señor, que me dejéis uno de vuestros caballos más rápidos para escapar velozmente a Talavera. Así escaparé de la muerte, que inútilmente me estará buscando por las calles toledanas.

No temas. Ve a la cuadra y escoge el caballo que más te agrade. Huye a Talavera lo más rápido que puedas, pues es mi deseo que no pierdas la vida.

Y así se hizo. Alí seleccionó un joven corcel y puso rumbo a su previsto destino de escapada.

Al poco salió el noble emir al zoco en busca de la muerte. Cuando tras una breve búsqueda la encontró, preguntó:

Muerte; ¿por qué has mirado a mi joven criado Alí con ojos amenazadores?. ¿Es que no comprendes que le has asustado?.

A lo que la muerte respondió:

No le he mirado con ojos amenazadores, sino sorprendidos. Me ha resultado sumamente extraño que se hallara esta mañana en Toledo, sobre todo porque tengo prevista una cita con él esta noche en Talavera.

Sobre relato de Fray Gundisalvo en la Publicación de la Archidiócesis de Toledo “Padre Nuestro”

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